Beyond Fire~

Tuesday, August 7, 2012

Capítulo 7

Me despiertan los gritos de Ulrich.
-¡Es magnífico!-grita este,corriendo por mi vagón.No sé de qué me está hablando,hasta que miro por la ventana.
Hemos llegado al Capitolio.
Altos edificios de llamativos colores,gente transformada quirúrgicamente vestida con los más extravagantes vestidos que puedes encontrar.Si...es exactamente como lo imaginaba.
Un pensamiento corre de repente por mi cabeza.
-¿Qué hora es?-pregunto aturdida,limpiándome los ojos con las manos.
-Las cuatro y media-me dice.Abro los ojos como platos,no es normal en mí dormir tantas horas de golpe.Mi estómago ruge al despertarse conmigo.No he desayunado ni comido y tengo un hambre feroz.Salto de la cama y sigo a Ulrich por el tren.Parece feliz de haber llegado,algo que veo ilógico pensando que hemos venido a morir.Al verme,Ellery me riñe por estar aún en pijama,y Effie se dedica a apoyarle.Me acompaña a mi habitación y me intenta vestir con uno de sus estrafalarios vestidos,cosa a la que me niego al instante,así que cojo mi vestido amarillo y me lo pongo con cuidado.Luego,me recojo el pelo en una descuidada coleta,dejando que caigan varios mechones sobre mis mejillas.Pero ella insiste,y me recoge el pelo en un elaborado peinado digno de portada de revista,en un moño alto adornado con flores alrededor de la goma.Según ella,tengo unos ojos demasiado bonitos para que me lo tapen los mechones del pelo a su antojo.

Me acerco al vagón donde Ellery y Ulrich disfrutan del baño de masas.Todos los habitantes del Capitolio se apelotonan en la estación para dar la bienvenida a los veinticuatro tributos.Observo también otros rasgos de los ciudadanos que no había percatado antes:tatuajes brillantes,piel de colores,bultos fuera de lo normal,agujeros en orejas por los que capaces de pasar el puño.Decido que es cosa de moda,ya que nunca he visto nada parecido en el distrito 5.Y he de admitir que lo nuevo me asusta bastante.

El tren frena poco a poco,y mis pulsaciones se disparan cuando se abren las puertas y varios agentes de la paz suben a escoltarnos,separándonos de gente chillando eufórica.''Estúpidos'',pienso,''Vosotros no sabéis qué es estar aquí.Vosotros no sabéis lo que es morir aquí''.Aprieto los dientes con tanta rabia que me hago daño,y parece que no soy la única.Ulrich esta serio,muy serio.En un pronto repentino,me coge de la mano y se acerca a mi oído.
-Se te oye chirriar.Tranquilízate-me sonríe.Siento como mis mejillas se encienden,furiosas.Le doy un codazo disimulado mientras nos conducen al edificio que se convertirá en nuestra cárcel durante estos tres días.El centro de entrenamiento.Nada más entrar por la puerta,ambos somos separados y llevados por pasillos distintos.''Genial,ahora me he quedado sola'',pienso mientras un agente me deja delante de una puerta como si fuera un perro abandonado,pero ese pensamiento se desvanece cuando se abre y descubro a un hombre de piel azulada,ojos rojos sangrientos y una sonrisa como diciendo ''Prepárate''.
Me conduce hasta una camilla y me quitan el vestido,dejándome cubierta con una toalla.Echan agua sobre mi cuerpo,limpiando cada centímetro de ella hasta dejarla impecable.Cubren mis heridas con varias cremas que al parecer son curativas,ya que se curan en pocos minutos,preparándome para un nuevo dolor.Nunca me habían depilado de la manera en que lo hacen en el Capitolio.Un gel rosado muy caliente que extienden sobre mis piernas,axilas,labio y brazos sin piedad,para después arrancarlo de golpe,llevándose el vello y varios gritos consigo.Repiten ese proceso dos o tres veces más,dependiendo de las zonas.Se me irrita la piel,y aplican de inmediato un gel verdoso con aroma fresco.Lo reconozco,se llama aloe.Mamá lo usaba cuando me daban alergias y se me irritaba la piel.Luego cogen unas pinzas y dan forma a mis cejas,dejándolas muy finas.Cuando terminan con mi vello corporal,se detienen con mi pelo.Lo toquetean,juegan con él,hasta que veo que uno de los estilistas trae consigo unas tijeras.Sujeto todo mi pelo con las manos y me lo hecho atrás.
-Aparta eso de mi pelo-le grito de malas maneras.La única que tiene derecho a cortarlo es mi madre.Pero no me hacen caso,y en un descuido mío,otro ha aparecido a mi espalda y me ha cortado dos dedos de largo.Un instinto asesino corre en ese momento por mis venas.Sin embargo,el que estaba dispuesto a cortármelo me mira sonriente.
-Solo vamos a darle forma.Tienes el pelo muy quemado y apagado-me dice.Desconfío un rato,hasta que finalmente libero mi pelo de su prisión.Resulta que el estilista gracioso ha conseguido dejármelo recto,y ahora termina con gracia a media espalda.El primero sonríe y pide quedarse a solas conmigo.Mientras da rienda suelta a su imaginación,se presenta.Se llama Friday,y será uno de mi equipo de preparación.Me habla también de mi estilita,Alixe,un recién llegado al Capitolio desde el Distrito 1.Me habla de todas las ideas que tiene respecto al vestuario de mi distrito en el desfile de esta noche,pero se calla detalles respecto al elegido.Dice que quiere que sea una sorpresa electrizante.Eso me da mala espina.Puede que quiera envolvernos en cables y soltarnos delante del Capitolio.Rezo para que no sea así.
Cuando Friday ha terminado con mi pelo,me quedo bastante satisfecha con el resultado.Ha sustituido mi desastroso flequillo por uno que cae ligeramente sobre mi mejilla derecha.Ahora me llega hasta un poco más arriba de media espalda,y le ha dado forma con varias capas.Friday sonrie alegre ante tal excelente trabajo.Me cubro con la toalla y me lleva a una habitación donde me dice que espere a Alixe para terminar los detalles del desfile.

Estoy un rato a solas con mi compañía,así que me dedico en imaginarme en qué sucederá esta noche y en la reacción de mi distrito.¿Causaré impresión...o por el contrario haré el más espantoso ridículo?Por mi bien,debo causar una buena impresión.Esta es la primera vez que nos verán los patrocinadores,lo que significa que esta es la oportunidad de oro para conseguirlos.La puerta abriéndose me arranca de mis pensamientos,y veo a Alixe.Es alto,rubio de ojos marrones.No parece el típico ciudadano del Capitolio,sino uno cualquiera,como yo.No parece que tenga más de veinticinco años,y desprende un aire de seguridad y optimismo que me invade por completo.Me sonrie,y me enseña lo que trae consigo:

Mi traje para esta noche.

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