Beyond Fire~

Wednesday, August 1, 2012

Capitulo 2

Me abraza,y como intentando que ese momento dure poco,me separo.No quiero saber nada de él después de todos estos años de ausencia.Una no tiene un padre solo el día de la cosecha o cuando hay algún acontecimiento importante en el distrito.Creo que nota mi intento por separarme,y automáticamente,se separa y me pone las manos sobre los hombros.
-Has crecido-dice con una amplia sonrisa,la cual no le reflejo.
-Lo sé.Si hubieses estado aquí,lo habrías visto cada día-digo secamente.En el fondo,siento odio.Intenta hacer como si nada hubiese pasado,como si hubiese tenido un padre todos los días de mi vida...pero no es así.Camino firme y salgo por la puerta,despidiéndome de mi madre y de mis hermanos con una mirada de reojo-Iros sin mi.Yo iré con William-digo antes de cerrarla.Me quedo unos segundos agarrando el pomo de la puerta,pensando en lo que sucedería en esas escasas dos horas.La cosecha,la elección de los tributos.No me lo puedo sacar de la cabeza,maldita sea.Llevo dos semanas con pesadillas.Bueno,con LA pesadilla.Desde los 12,la misma.Estoy sola,en la plaza delante del edificio de Justicia.Una mujer de aspecto raro,recién llegada del Capitolio,grita mi nombre...y automáticamente estoy en la arena,rodeada de tributos sanguinarios con sed de muerte.Siempre me despierto antes de que alguno me de caza,lo cual agradezco.
Salto al camino terroso y me encamino hacia la plaza.Desde mi casa hasta el edificio de Justicia hay un trayecto de veinte minutos andando,y se hace largo si el sol golpea como hoy.
Pero tengo quien me haga compañía durante el camino.
Me desvio un par de metros de mi ruta y llego a casa de los Glase.Es reconocible por el fuerte olor a flores que desprenden las macetas que tienen colocadas estratégicamente en la entrada.Al llegar,Lisbeth está sentada en la escalera de la puerta,peinando a la pequeña Sussane.Me encanta esa niña.Tan alegre y sonriente con tan solo cuatro años.Tiene el pelo rubio y lacio,lo que hace que esas dos coletas que le está poniendo su madre caigan con gracia sobre la cabeza.Nada más verme,sonrie y se levanta.Sussane corre hacia mí,y la tomo en brazos mientras dejo que esa risa infantil entre por mis oidos y se transforme en una tranquila sonrisa.
-Hola Selene-me sonríe la madre.La saludo y dejo a la pequeña en el suelo-William está cambiándose,enseguida sale.Puedes esperarle dentro si quieres
-Claro,gracias-sonrio,y entro dando saltos en la escalera.Me encanta la casa de los Glase.Tiene pocos muebles,pero están colocados de una manera tan simple y bonita que hace que lo demás sobre.Me siento en una vieja silla de madera mientras contemplo una fotografía de la familia.Lisbeth,William,Sussane y Josh,el padre y marido de los anteriores.Siempre está trabajando en la fábrica,por lo cual no suelo verle mucho,así que no he tenido mucho tiempo para conocerle.Pero a Lisbeth sí la conozco,es una mujer alegre y muy curiosa,a la que le puedo contar mis problemas sin miedo alguno,porque confío en ella.
En mitad de mis pensamientos,unas manos me tapan los ojos.Reconozco ese olor a jazmín y sonrío.
-Hola,William-sonrio dejando que me desenmascare.Está vestido con una camisa de su padre,azul claro con cuello de pico,y unos pantalones negros.Tan guapo como siempre.Me rodea con los brazos y todo se convierte en paz y tranquilidad.
-Estás preciosa-me sonríe,y automáticamente me besa en los labios.
-Tú también-sonrio cuando se separa de mí.
William es una de las pocas razones por las que puedo decir que me gusta mi distrito.Alto,ojos azules y pelo negro,piel blanquecina y una fuerza descomunal.Estuvo a punto de ser elegido como tributo en los juegos del año pasado,pero un chico se ofreció para ocupar su lugar.Fue tal el miedo a perderle,que incluso me desmayéFue él el que me levantó,el primero al que ví cuando abrí los ojos.No sé que pasó por mi mente en ese momento,pero de golpe,le dije todo lo que sentía por él,a lo que me respondió con un beso delante de todo el distrito.
Hoy,un año después de ese día,vuelvo a tener ese temor a que su nombre salga de la inmensa urna,pero me autoconvenzo de que no ocurrirá.
Casi leyéndome la mente,se despide de su madre y su hermana,y nos dirigimos a la plaza.

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